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RECIENTEMENTE, los medios de comunicación han recogido una noticia de la Iglesia -aparte del ataque al cardenal australiano Pell- sobre la materia propia del sacramento de la Sagrada Eucaristía, es decir, el vino y el pan. Tomó la forma de una Carta Circular a los Obispos de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (Prot.N. 320/17), fechada el 15.VI.2017 (Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo) y firmada por el Card. Robert Sarah, Prefecto del citado dicasterio.
Independientemente de la forma en que fue dado (una carta circular a los obispos), sustancialmente este nuevo documento es realmente una instrucción, que se describe en el c.34 del Código de Derecho Canónico en los siguientes términos:
Can. 34 §1. Las instrucciones, que exponen las disposiciones de una ley y desarrollan el modo de ponerla en práctica, se dan en beneficio de aquellos cuyo deber es ejecutar la ley, y les obligan a ejecutarla. Los que tienen el poder ejecutivo pueden, dentro de los límites de su competencia, publicar legalmente tales instrucciones.
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La celebración de la comunión gira, por supuesto, en torno al comulgante, pero también es importante dar un poco de protagonismo al padrino y a la madrina porque son (vale, junto a los padres) ¡los invitados más orgullosos de la fiesta! Regalar un recuerdo único al padrino y a la madrina es una bonita manera de redondear este día tan especial. Aquí tienes 7 ideas de regalos para padrinos que les harán increíblemente felices. ¡Inspírate!
Puedes llenarlo con las mejores fotos de la preparación de la fiesta, las propias fotos de la comunión y, por supuesto, fotos en las que se vea la fiesta (¡aunque sea sólo con los familiares más cercanos!) en pleno apogeo. Tanto si eliges un fotolibro más pequeño para la mesita del salón como uno más grande para el armario, ¡quedarán súper contentos con su fotolibro!
Pero cualquier regalo también tiene que gustar a la vista. Así que, ¿qué puede haber más divertido que una deliciosa botella de vino con una bonita etiqueta personalizada para brindar por el invitado de honor? Elige un buen vino y personaliza la botella con una foto de tu elección y una nota de agradecimiento. Un regalo perfecto para los padrinos.
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El rito central del cristianismo es la Eucaristía, una comida compartida de pan y vino. Para algunos cristianos, el pan y el vino, consagrados por un sacerdote, son el cuerpo y la sangre reales de Jesús; para otros, los sacramentos son poderosos recordatorios simbólicos de la comida que Jesús compartió con sus discípulos antes de su crucifixión.
El rito central de la tradición cristiana es compartir el pan y el vino. Como en muchas tradiciones religiosas, este acto de comer juntos crea y sostiene a la comunidad, del mismo modo que las comidas en común sostienen la vida de una familia. Compartir la comida fue fundamental en el ministerio de Jesús. No sólo compartía la mesa con un “grupo interno”, sino también con los pecadores, los marginados y los excluidos de la sociedad. No es de extrañar, pues, que el ritual de la comida se convirtiera en un elemento central de la comunidad de seguidores de Cristo. San Pablo escribió en su carta a la iglesia de Corinto: “Porque hay un solo pan, nosotros, que somos muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos participamos de un mismo pan” (I Corintios 10:17).
A veces llamado “Santa Cena” o “Cena del Señor”, el nombre más común de este rito es “Eucaristía”, que significa “acción de gracias” en griego. Procede del relato de la última cena de Jesús con sus discípulos antes de su crucifixión, en la que dio gracias a Dios por el pan y el vino antes de compartirlos alrededor de la mesa. Las palabras del rito repiten ese relato: “el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo partido por vosotros. Haced esto en memoria mía’. De la misma manera tomó también la copa, después de cenar, diciendo: ‘Esta copa es la nueva alianza en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria mía'”. (I Corintios 11:23-25). El lenguaje de esta última cena con sus discípulos se recita en el rito de la Eucaristía, cuando los cristianos de todas las generaciones se sientan a la mesa.
